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Consejos para maridar vino y queso.

Consejos para maridar vino y queso

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Al considerar el arte de maridar queso con vino, es imprescindible reflexionar sobre el intrincado proceso de fermentación al que se someten ambos productos.

A través de esta transformación, se alcanza una notable profundidad de complejidad, ofreciendo un amplio espectro de experiencias sensoriales que dependen del queso y el vino concretos seleccionados.

Es crucial tener en cuenta que, aunque el maridaje de queso y vino es una práctica habitual, una combinación mal combinada puede dar lugar a que un queso blanco con un aroma potente abrume el perfil de sabor matizado de un vino tinto, creando una experiencia desagradable para el paladar. Así pues, la clave para disfrutar de un maridaje armonioso reside en el arte de la selección.

Maridar quesos y vinos blancos.

Contrariamente a la creencia popular, el vino blanco resulta ser un complemento excepcional para el queso.

Sus notas crujientes y tonificantes en el paladar sirven de impecable contrapeso a las variedades de quesos blandos y suaves como el port salut, el quartirolo o el bocconcino. Estos quesos delicados, en particular, se maridan mejor con vinos blancos jóvenes que exhiban una acidez viva y matices afrutados, como el Sauvignon Blanc o el Chenin Blanc.

Si se opta por un rosado extremadamente ligero, también se puede considerar un vino espumoso fácil de saborear o un tinto espumoso, como el Sangiovese.

Maridar quesos y vinos dulces.

Una idea errónea muy extendida es que los vinos dulces y el queso no se complementan, a pesar de que el vino se ha maridado durante mucho tiempo con acompañamientos dulces como mermeladas, frutas, miel o dulce de membrillo.

Sin embargo, si se exploran combinaciones alternativas de queso y vino, se puede descubrir una plétora de opciones que nunca dejan de gustar. Por ejemplo, maridar queso azul con Oporto, Sauternes o vino de cosecha tardía puede crear una explosión de sabor inolvidable en la boca.

Además, los vinos dulces también pueden maridarse con maestría con quesos blancos como el brie o el camembert. Es esencial reconocer que el maridaje de vino dulce y queso es un verdadero arte culinario, capaz de ofrecer experiencias sensoriales únicas y suntuosas.

Maridar quesos y vinos tintos.

Para quienes prefieren los quesos de textura más firme, como el pategras, el gouda, el emmental o el gruyere, ha llegado el momento de descorchar vinos tintos robustos.

En este caso, se tiene el lujo de elegir entre una amplia gama de variedades tintas, cada una de las cuales posee un carácter único y es compatible con los quesos mencionados.

El origen, la elaboración y la autoría de cada vino engendrarán cualidades y armonías distintas con cada selección posterior.

Maridajes de contraste.

El arte de maridar vinos y quesos consiste en seleccionar polos opuestos que se atraen.

Sin embargo, es fundamental ser prudente a la hora de elegir a los protagonistas de este maridaje, ya que un vino delicado puede verse superado por un queso potente, o un vino de gran carácter puede verse apagado por un queso más suave.

No obstante, un contraste bien elegido puede resultar en la potenciación de ambos elementos, como ejemplifica el maridaje de un Cabernet Sauvignon robusto o un Chardonnay con cuerpo con un queso acre y firme como el Gruyère.

Es esencial abordar el proceso de maridaje con ojo y paladar perspicaces para lograr una experiencia sensorial armoniosa y placentera.

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